viernes, 20 de enero de 2012

La evaluación del alumnado

Miércoles 18 de enero de 2012
La evaluación del alumnado
Una de las obligaciones del profesor de universidad, aparte de formar al alumno, es la de evaluar y examinar los conocimientos adquiridos en la asignatura dada.
Según la RAE evaluar es “estimar los conocimientos, aptitudes y rendimiento de los alumnos” y examinar sería “reconocer la calidad de algo, viendo si contiene algún defecto o error” aunque también podemos destacar el significado de “aprobar cursos en los estudios”. Por otro lado dice de una calificación que es la “puntuación obtenida en un examen o en cualquier tipo de prueba”.
Una vez visto los diferentes significados anteriormente expuestos, un profesor qué tendría que hacer ¿evaluar o calificar?
Para calificar a un alumno nos basaríamos en poner simplemente una nota, estimada o no, a los conocimientos que ha adquirido y ha plasmado en un examen, trabajo o exposición. Pero la verdadera función de un profesor va más allá de un mero número.
Un profesor debe evaluar a un alumno basándose en la trayectoria de su trabajo durante el curso o la asignatura; en su aprendizaje; en cómo ha adquirido ese conocimiento y si le ha quedado claro para, después, poder plasmarlo de manera práctica.
Para poder analizar y evaluar al alumno se debe tener muy en cuenta el tipo de alumno y el tipo de asignatura. Cada alumno es una persona diferente y, sobretodo en Bellas Artes, su forma de desarrollar lo aprendido en las clases varía mucho entre unos pupilos y otros.
La evaluación tendrá por lo tanto un toque de subjetividad y estará basado en aquello que el profesor crea conveniente pero con un fin absoluto: que el alumno haya obtenido y asimilado el conocimiento dado, de una forma o de otra.
Para poder llegar a ese fin los medios pueden ser muy diversos: exámenes de pregunta y respuesta simple, o respuesta desarrollada; tipo test; exámenes orales; trabajos de distintos tipos; exposiciones o investigaciones…
Y para poder examinar al alumno el profesor debe prepararse sus clases, con el método que mejor le vaya a cada uno, pero basado en un programa en el que se expondrá el temario a dar o los objetivos que se desean lograr al final de la asignatura. Cada clase puede estar apoyada por un power point que haga un fácil seguimiento rápido de los alumnos sobre los puntos que vaya a tratar el profesor, o por un esquema o estructura que puede ser facilitado a los alumnos por fotocopias o escrito en una pizarra.


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